Estancado 60 años combate a pobreza

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FOTO: BANCO MUNDIAL

CIUDAD DE WASHINGTON.- La posición social de los padres tiene hoy tanta influencia sobre el futuro de una persona como hace 50 años, según las conclusiones preliminares de un informe del Banco Mundial de próxima aparición, titulado Fair Progress? Educational Mobility Around the World (¿Progreso justo? La movilidad educativa en el mundo). Cuando se cumplen 25 años de la institución del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, la entidad alertó sobre la falta de avances que se observa desde la década de 1960 en un área crucial para reducir la pobreza y la desigualdad y promover el crecimiento.

El documento preliminar, difundido hoy, ayuda a unir las primeras piezas del rompecabezas de la movilidad económica y se centra de lleno en el modo en que la educación de una generación puede determinar el éxito de la siguiente. Esto pone de relieve la importancia de que las políticas públicas establezcan condiciones equitativas, de modo que todos los niños y las niñas, sin importar la situación de sus padres, puedan desplegar todo su potencial. En el informe completo, que se dará a conocer a principios de 2018, se ampliará el análisis y se examinarán los factores que impulsan la movilidad de ingresos, incluida la función que desempeñan los mercados y las fuerzas más generales de la transformación económica.

«Estamos viviendo una crisis del capital humano y debemos hacer todo lo posible por crear un mundo en el que los niños de todos lados tengan la oportunidad de convertirse en lo que deseen», señaló Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial. «Se está desperdiciando el potencial de cientos de millones de personas, porque sus posibilidades están demasiado vinculadas con las de la generación anterior. Tenemos que invertir en los niños pequeños a fin de que estén preparados para lograr el éxito. Debemos también alentar y hacer realidad las aspiraciones de los jóvenes, y actuar en todos los niveles (en especial en el plano local) para asegurarnos de que las generaciones del mañana puedan prosperar sin importar dónde nacieron».

Las mejoras en el nivel educativo de una generación respecto de la anterior se han estancado en los últimos 50 años. Cerca de la mitad de las personas que nacieron en una economía en desarrollo promedio en la década de 1980 recibieron más educación que sus padres, pero esta proporción no muestra mejoras respecto de los nacidos en la década de 1960. Si el mundo no modifica el modo en que invierte en los niños, en particular en los que provienen de entornos más desfavorecidos, no hay razones para creer que esta conclusión será diferente dentro de 10 años, por lo que la meta de poner fin a la pobreza extrema para 2030 se volverá un desafío aún mayor.

Los bajos niveles de movilidad ascendente son especialmente marcados en el mundo en desarrollo, en particular en África al sur del Sahara. Por ejemplo, solo cerca de un 12 % de los jóvenes adultos (nacidos en la década de 1980) que habitan en algunas economías de África al sur del Sahara tienen un nivel educativo más alto que sus padres, mientras que, en ciertas zonas de Asia meridional, en el mismo grupo de edad esa proporción llega al 80 %. Las 15 economías en las que el nivel educativo de las personas está más estrechamente vinculado con el de sus padres son países en desarrollo.

En el estudio se señalan tres caminos, definidos en términos amplios, para incrementar la movilidad económica entre una generación y la siguiente.

Igualdad de oportunidades para los niños: Para mejorar la movilidad y generar capital humano es imprescindible invertir en iniciativas de desarrollo en la primera infancia, acceso a educación de calidad, salud materna e infantil, nutrición, infraestructura, abastecimiento de agua y saneamiento, y otros servicios clave en los primeros años de vida. Por ejemplo, las economías con tasas más bajas de retraso en el crecimiento en niños de cinco años (esto es, baja estatura para la edad, signo de malnutrición crónica) y los que invierten una proporción mayor de sus recursos públicos en educación probablemente muestren niveles más altos de movilidad.

En el Informe sobre el desarrollo mundial (i) publicado recientemente y dedicado al tema de la educación, se exponen argumentos contundentes en favor de la inversión en el aprendizaje y en una educación de mejor calidad como camino para salir de la pobreza. Por otro lado, el Grupo Banco Mundial anunció hace poco la puesta en marcha del Proyecto de Capital Humano, un esfuerzo acelerado con el que se busca ayudar a los países a invertir más y con mayor eficacia en su población, medida fundamental para impulsar el crecimiento económico inclusivo y poner fin a la pobreza extrema.

Aspiraciones: Cuando las personas perciben que no pueden salir de la pobreza, es menos probable que adopten las medidas necesarias para lograrlo: sus percepciones obstruyen sus aspiraciones, y quedan atrapados. Por tal motivo, es fundamental incorporar conocimientos sobre las conductas (i) en las políticas y los programas, de modo que lleguen con mayor eficacia a aquellos que quedaron relegados en el proceso de desarrollo.

Acciones en el nivel local: El entorno en el que una persona nace influye sobre ella, al igual que la situación social de sus padres. Las medidas que se implementan en el nivel local, desde las regiones hasta los barrios, son fundamentales para romper el ciclo de la pobreza. Los pobres en general viven en zonas pobres, con peores escuelas, infraestructura en malas condiciones, escaso acceso a los servicios, servicios de baja calidad y niveles más altos de delincuencia, y estos factores pueden influir en la capacidad de un niño para aprender, crecer y prosperar.

Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza

El mundo está avanzando hacia los objetivos de poner fin a la pobreza extrema para 2030 e impulsar la prosperidad compartida en todos los países. Si concentramos nuestros recursos en tres áreas (promover el crecimiento económico sostenible e inclusivo, invertir en capital humano e incrementar la resiliencia frente a las crisis) y medimos los avances, podremos recorrer lo que resta del camino. El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza ofrece todos los años a la comunidad internacional una oportunidad para enfocarse en [WB1] nuestros objetivos y trabajar con los Gobiernos, los ciudadanos, la sociedad civil, el sector privado y las organizaciones de desarrollo a fin de generar apoyo en favor de las medidas necesarias para alcanzar esos objetivos.

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