Cien mil campesinos levantan la voz en el Zócalo

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Las organizaciones integrantes del Frente Auténtico del Campo (FAC), acudimos al Zócalo de la Ciudad de México con motivo de celebrar el 137 aniversario del natalicio del General Agrarista- Emiliano Zapata Salazar. Recordamos aquí, que una de las motivaciones de Zapata para su incorporación a la Lucha Revolucionaria, iniciada en 1910, fue el compromiso de Madero, proclamado en el Plan de San Luis, de devolver la tierra a los campesinos que habían sido despojados de ésta por los hacendados.

Por ello una vez que Madero llega a la presidencia y al incumplir el compromiso, el General Emiliano Zapata promulgó el “Plan de Ayala”, desconociendo al Gobierno de Madero y continúa la lucha armada, hasta que el 10 de abril de 1919, cuando es víctima de una traición del Gobierno y arteramente asesinado en la Hacienda de San Juan Chinameca, del estado de Morelos.

Con la muerte de Zapata, el Gobierno no logró apaciguar las rebeliones y luchas por los derechos y el reparto de tierras para los campesinos, a pesar de los intentos gubernamentales de proteger a las grandes haciendas a través de las leyes e instituciones que buscaban controlar a los movimientos campesinos, mediante organizaciones creadas por el propio Gobierno.

Durante el Gobierno del General Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940) y como resultado de una Política Nacionalista, realizó el reparto agrario vía la expropiación de tierra de buena calidad en favor de los indios y campesinos, la creación del Banco Ejidal; las centrales de maquinaria y asistencia técnica así como la creación del sistema de escuelas rurales para hijos de campesinos, etc., Nuestro País fue capaz de producir los alimentos suficientes para satisfacer el consumo interno y durante muchos años un buen exportador, lo que permitió que la economía creciera a una tasa promedio anual del 6%, hasta principios de los 80´s.

A partir de 1982 se impuso en México un modelo de desarrollo Neoliberal que padecemos hasta nuestros días. Iniciando con ello la desregulación de la economía, poniendo todo el marco jurídico al servicio del capital, dejando la conducción económica a cargo de los mercados; se desmantelaron y vendieron todos los instrumentos de apoyo y fomento al campo.

El modelo pretendía la “modernización” del campo. Se firmaron acuerdos comerciales, como: el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT) hoy Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1986, este acuerdo marcó el inicio de una apertura comercial precipitada y asimétrica, pieza clave en la adopción del neoliberalismo. La apertura provocó que decenas de miles de empresas; pequeñas, medianas y grandes se fueran a la quiebra ante la desleal competencia de las importaciones con los países de América del Norte que empezaron a llegar a México.

La firma del TLCAN, entre México, Estados Unidos y Canadá en 1992, acuerdo que trajo la profundización de la apertura comercial que ya estaba en curso, aunque agravada por las concesiones en sectores clave, como el agroalimentario, y la reforma al Artículo 27 de la Constitución, cancelando el reparto agrario y los derechos de los campesinos a la tierra, permitiendo el derecho al capital extranjero para renta y compra de tierras. Hoy se habla de cerca de 56 millones de hectáreas concesionadas, principalmente, a empresas mineras extranjeras.

A 30 años de aplicación del modelo neoliberal, de apertura comercial indiscriminada, la reforma al artículo 27 constitucional, del TLCAN y ahora con el recién firmado Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) a través del cual se eliminan las barreras como las compras del sector público, la fijación de estándares de derechos laborales, protección intelectual y protección al ambiente así como el control de las patentes de semillas y medicamentos, es evidente que México atraviesa por unos de sus peores momentos: una crisis que abarca el ámbito económico, político y social, causando una pobreza generalizada y una creciente desigualdad como las grandes asignaturas pendientes, sobre todo en el sector rural con una mediocre economía que ha provocado, un rápido desplazamiento de la producción nacional por productos y servicios importados, una violenta ruptura de las cadenas productivas del sector agroalimentario, una disminución del ingreso y la capacidad de compra de la población y la destrucción del sistema financiero rural que dejó de ser motor de desarrollo y pasó a ser lastre especulativo.

La renuncia del Estado a la rectoría de la economía, trajo como consecuencia: aplicación de políticas rurales compensatorias con sesgo empresarial y excluyentes de la mayoría de los productores del campo, quienes son objeto sólo de políticas asistenciales; pérdida sustancial de una política de estado para el desarrollo integral y sustentable del campo mexicano, que responda a las necesidades del crecimiento económico del país; dependencia alimentaria creciente, hoy se importan el 45% de los alimentos que consumimos; incrementando de la pobreza, el desempleo, la migración y la desigualdad; limitación al desarrollo del mercado interno; ausencia del crédito; gasto publico orientado a un pequeño grupo de empresas y productores altamente capitalizados cuya producción es orientada a la exportación y excluyendo a 4 millones de pequeños productores quienes producen para el consumo nacional; profundas desigualdades en el desarrollo regional y la adecuación de todo el marco jurídico al servicio de este modelo económico neoliberal.

Consecuentemente con la modificación de todo el marco legal, incluidas las reformas estructurales peñanietistas, con el desmantelamiento de las políticas públicas nacionalistas y los instrumentos de apoyo y fomento a las actividades productivas; y con el retiro del Estado como rector de la economía, dejando en manos del mercado esta función, se rompió el pacto social que nació de la Constitución de 1917.

En esta celebración, las organizaciones del FAC: CODUC, MST, UNTA y CIOAC, ratificamos el compromiso indeclinable con los objetivos e ideales por los que el General Emiliano Zapata, ofrendara su vida, nos reiteramos como un frente de organizaciones campesinas independiente y autónomo de los gobiernos, las Iglesias y los partidos políticos.

Al mismo tiempo, queremos expresar al pueblo de México en esta magna concentración: que estamos aquí por la falta de dialogo serio para encontrar soluciones a los problemas del campo, que estamos aquí porque el presupuesto para el campo es insuficiente y es destinado a los grandes agroempresarios.

Venimos aquí a denunciar que la política económica y social del gobierno, impulsada desde el salinismo hasta el peñanietismo y sus reformas estructurales, solo han profundizado la pobreza y la desigualdad de la mayoría de los mexicanos.

Venimos a protestar de manera enérgica contra el recorte al gasto público que afecta los programas sociales, principalmente, los destinados al campo.

Por lo anterior expuesto, las organizaciones del FAC proponemos a la nación, a la sociedad y a los tres poderes de la Unión:

  1. Una nueva relación del estado y del gobierno con el movimiento campesino organizado, en la que haya: transparencia, eficacia, rendición de cuentas y equidad.
  2. La construcción de un NUEVO PACTO SOCIAL entre gobernantes y gobernados que le de viabilidad a México como país libre, independiente y soberano, cuyo objetivo central sea un estado social, democrático y de derechos.
  3. Un nuevo pacto rural, que tenga como objetivo central la autosuficiencia y la Soberanía Alimentaria en el que los hombres y mujeres del campo mexicano sean el sujeto principal del desarrollo rural.
  4. Impulsar la autosuficiencia Alimentaria y Nutricional, prioritariamente sustentada en la producción nacional de los alimentos socialmente necesarios, de calidad, suficientes, para poder cumplir con el mandato constitucional del “Derecho a la Alimentación”.
  5. La atención y eliminación de las grandes desigualdades, el hambre y la pobreza rural; la reducción de la alarmante dependencia alimentaria; la protección y la preservación de los recursos naturales y la transformación de las pequeñas unidades productivas que garanticen la Soberanía Alimentaria.
  6. La protección de la propiedad social de la tierra, ejidos y comunidades, donde la actividad se encuentre enfocada a la producción de alimentos u otras actividades, tendientes a elevar el nivel de vida de sus habitantes.
  7. Reorientación del gasto público que privilegie la producción de alimentos con un presupuesto rural creciente, multianual y orientado a reducir la dependencia alimentaria y elimine el asistencialismo, clientelismo y paternalismo. Se transforme el Programa Especial Concurrente del Sector Rural, en un instrumento de coordinación de gobiernos y de concertación con productores.
  8. Por un desarrollo regional, más equitativo y justo, en la distribución del presupuesto hacia las diferentes regiones del país y el apoyo hacia las zonas más marginadas, es decir ampliar las Zonas Económicas Especiales.
  9. Por la eliminación de los subsidios y beneficios a las grandes empresas nacionales, transnacionales y monopolios, que concentran la producción y comercialización en el medio rural, especulando con los alimentos y acumulando grandes riquezas.
  10. Por el impulso a la organización productiva rural, la generación de programas de fomento productivo, de capacitación y asistencia técnica, rescatando el extensionismo rural como práctica del desarrollo rural.
  11. Convertir el crédito rural en una verdadera palanca de desarrollo, a partir de la fusión de FIRA, FND y FOCIR en un Banco Nacional de Desarrollo Rural (BANADER) que maneje tasas preferenciales de financiamiento para la producción de alimentos, ya que en la actualidad, a costa del campo, se mantiene una pesada e ineficaz burocracia, generadora de corrupción.
  12. Por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), donde se garantice; la protección de los derechos de los trabajadores rurales, el fortalecimiento de la producción campesina y familiar. En el marco de la coyuntura electoral de Estados Unidos de América, se dibujan dos posiciones en torno al TLCAN, por un lado, se propone la revisión del mismo y por el otro, se propone la cancelación. El gobierno mexicano debe tomar una postura, si se cancelara, el campo mexicano saldría ganando. Que el gobierno no tema a Donald Trump, tomémosle la palabra.
  13. Impulsar la Agricultura y Economía Familiar. México y su gobierno, deben prohibir el uso de semillas transgénicas, proteger las semillas originarias, impulsar la agricultura orgánica, la producción sustentable, la economía cooperativa como una verdadera alternativa a la solución del problema alimentario.
  14. La reivindicación y el respeto de los derechos y cultura de los pueblos y comunidades indígenas, en defensa de sus territorios y sus recursos naturales que se encuentran, gravemente dañados por las grandes empresas nacionales y extranjeras. Nos pronunciamos por el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés Larrainzar y la reforma a la Constitución y la Promulgación de la Ley Indígena en consenso con los pueblos y comunidades originarios. Por la armonización de la legislación nacional con la declaración de la ONU y los tratados internacionales, en materia de derechos Indígenas.
  15. El FAC manifiesta un respaldo total al movimiento magisterial democrático que lucha por derogar la mal llamada reforma educativa. Fortalecer el sistema educativo rural rescatando el espíritu de la escuela rural mexicana, desde nivel básico, medio y superior.
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